Cairo
A finales de 1981 apareció Cairo, una de las revistas clave en la historia del tebeo español. Surgida como iniciativa personal del joven editor Joan Navarro dentro del sello Norma Editorial que dirigía Rafael Martínez, la revista supuso un verdadero acontecimiento cultural. Era el momento del llamado boom del cómic español, cuando una nueva generación de dibujantes y editores del mundo del tebeo se fundió con el retorno de artistas que habían dibujado durante años para el mercado europeo y americano, promoviendo una efervescencia de publicaciones que llegaron a saturar el mercado. Convivían revistas que importaban material europeo como Totem o Métal Hurlant, publicaciones que miraban hacia el mercado norteamericano y apostaban por autores locales como 1984, Creepy o Comix Internacional, propuestas iconoclastas herederas del espíritu underground como El Víbora, revistas multiformes de alta calidad como Cimoc e iniciativas autogestionadas por los propios dibujantes como Rambla. En ese contexto, Cairo apareció como una propuesta totalmente innovadora.
A diferencia de la mayoría de las revistas, con frecuencia heterogéneas y articuladas esencialmente por criterios comerciales, Cairo surgía con un verdadero discurso estético y ético y la firme voluntad de convertir la publicación en una de las plataformas de la modernidad. Para conseguir este objetivo estructuró su propuesta a partir de tres ejes: asumir la tradición europea y autóctona (Tintín, la escuela franco-belga, la escuela Bruguera, Coll, TBO, Cavall fort, etc.), estar al día de la dinámicas del mercado franco-belga (vieron la luz las obras de Chaland, Tardi o Rivière i Floc’h) y abrir las puertas a una joven generación de artistas como Sento, Micharmut, Cifré, Daniel Torres, Mique Beltrán, Pere Joan, Roger, Montesol o Mariscal, entre muchos otros.
En años de agitación cultural y política, con frecuencia se miraba hacia al pasado con una cierta soberbia, como si los nuevos tiempos pidiesen mirar solo hacia adelante, despreciando la tradición. El equipo de Cairo, tanto los artistas como los críticos afines como Ramón de España, Ignacio Vidal Folch, Antonio Martín, Vázquez de Parga o el propio Navarro, quiso romper con esta dinámica planteando una propuesta realmente innovadora: ser modernos y transgresores a partir de la asunción y revisión, irónica y nostálgica al mismo tiempo, de la tradición. Desde esta perspectiva posmoderna, Cairo, sobre todo en sus primeros 25 números, supuso una verdadera revolución.
En su segunda etapa la revista mantuvo un notable nivel artístico, pero estuvo alejada de esa voluntad de convertirse en una plataforma, casi un manifiesto mensual, de la vanguardia estética, para convertirse, y no era poca cosa, en una magnífica revista.
Principales colaboradores: Coll, Daniel Torres, Edgar P. Jacobs, Guillem Cifré, Mariscal, Micharmut, Mique Beltrán, Montesol, Pere Joan, Ramón de España, Roger, Sento, T.P. Bigart, Ted Benoît, Tha, Yves Chaland.
Series: Absurdus delirium (Tha, Joan Tharrats), Blake y Mortimer (Edgar P. Jacobs), Ciudad Luz (Ted Benoît), Cleopatra (Mique Beltrán), Destino gris (Montesol, Roger), El profesor Palmón (Dick Briel), Fin de semana (Ramón de España, Montesol), Freddy Lombard (Yves Chaland), Glen Radar (Micharmut), Ideas Negras (Franquin), La red Madú (Rivière, Goffin), León el terrible (Theo Van den Boogaard, Wim T. Schippers), Opium (Torres), Roco Vargas (Daniel Torres), Velvet Nights (Ramón de España, Sento).