La Ametralladora

Origen: 25/01/1937

Desaparición: 21/05/1939

Numeración: 120

Medidas: 42,5 x 28 cm

Formato: Revista

Editor: Delegación del Estado para la Prensa y Propaganda

Idioma: Castellano

País: España

Periodicidad: Semanal

Artículos:

Café y copa con “Tono”. F. Vizcaíno Casas. El Eco de Canarias, ULPG Biblioteca Universitaria. 1967

Historietas para niños. Fernando Monegal. La Vanguardia española. 1974

Bibliografía:

Riera Pujal, Jordi; Capdevila, Jaume. Historia gráfica de la Guerra Civil. . RBA. Barcelona. 2022

Hernández Cava, Felipe, et al.. La Codorniz, 1941-1978. . Ayuntamiento de Madrid. Madrid. 2011

Bonet, Juan Manuel; et al.. El efecto iceberg: colección ABC. . Museo ABC. Madrid. 2010

López Ruiz, José María. Un siglo de risas. 100 años de prensa de humor en España. . Libris. Madrid. 2006

Conde, Luis. El humor gráfico en España. La distorsión internacional. . Asociación de la Prensa de Madrid. Madrid. 2005

Cuadrado, Jesús. Atlas español de la cultura popular: de la historieta y su uso (1873-2000). 2 volúmenes. Ediciones Sin sentido y Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Madrid. 2001

Cuadrado, Jesús. Diccionario de uso de la historieta española, 1873-1996. . Compañía literaria. Madrid. 1997

López Ruiz, José María. La vida alegre: Historia de las revistas humorísticas. . Compañía literaria. Madrid. 1995

VV.AA.. 150 años de prensa satírica. . Ayuntamiento de Madrid. Madrid. 1991

Tubau, Iván. El humor gráfico en la prensa del franquismo. . Editorial Mitre. Barcelona. 1987

Roca, Javier; Ferrer, Santiago. Humor político en la España contemporánea. . Cambio 16. Madrid. 1977

Gómez Aparicio, Pedro. Historia del periodismo español. . Editora Nacional. Madrid. 1974

VV.AA.. Humor gráfico español del siglo XX. Biblioteca Básica Salvat, núm. 46. Editorial Salvat/Alianza Editorial. Madrid. 1970

La Ametralladora

En enero de 1937 la Delegación del Estado para la Prensa y Propaganda del gobierno de Franco concibió una publicación de humor a la que denominó La Trinchera, una revista gratuita para los soldados del frente en la misma línea de lo que ya se hacía en el bando republicano. Esta publicación estaba dirigida por el periodista y abogado Rogelio Pérez. Sin embargo, no consiguió un gran éxito entre sus destinatarios porque el humor brillaba por su ausencia, aunque sí destacaban artículos propagandísticos como los de Tebib Arrumi, que no era otro que Víctor Ruiz Albéniz. Tras el tercer número, se cambió el nombre de la revista por el de La Ametralladora. Según se explicaba, este cambio se hacía “porque los rojillos, con repugnante vileza y desfachatez moscovita, nos han copiado el título”. El contenido de la revista era aburrido, propagandístico y las viñetas, a parte de las del preclaro ilustrador propagandista del bando nacional, Teodoro Delgado, eran poco sugerentes y realizadas por personas de escasa pericia que se escondían bajo seudónimos.

Ante este nuevo fracaso, los responsables de la propaganda del estado encargaron en el mes de mayo a Miguel Mihura, recién llegado a San Sebastián desde el Madrid republicano, que se hiciera cargo de la revista, que en aquellos días se editaba en Salamanca, sede de la jefatura del bando sublevado. Mihura, encantado con el encargo, solicitó la colaboración de sus antiguos compañeros en las viejas publicaciones de los años 20 y 30 Tono, Edgar Neville y Herreros, proponiendo a Tomás Borrás como director político o comisario de la revista. Mihura se puso manos a la obra con La Ametralladora, cambiando radicalmente la confección de la portada e incorporando nuevas secciones. A partir del número 18, Mihura pasó a ser el responsable, aunque siempre bajo el seudónimo de Lilo. A estas alturas, La Ametralladora había pasado a confeccionarse en Valladolid. No obstante, no fue hasta el número 23 que Mihura se convirtió en el verdadero director de la revista.

Junto a sus más estrechos colaboradores, Mihura se dedicó a realizar un humor escapista, dejando para los viejos redactores e ilustradores la parte propagandística y beligerante. Algunos de ellos le hicieron la vida imposible. Con las incorporaciones de José Simón Sánchez Valdivieso y de un adolescente de 16 años llamado Álvaro de Laiglesia, la situación se fue suavizando. Pese a su juventud, de Laiglesia ya se había fogueado en la revista Flecha, órgano juvenil de la Falange.

La Ametralladora tuvo una tirada media de 100.000 ejemplares editados a cuatro tintas y en un buen papel. En la revista también se publicaban a menudo artículos y, sobre todo, chistes de la italiana Bertoldo, una magnífica publicación que Mihura tuvo siempre como referente. Gran parte de las portadas de La Ametralladora eran obra de Tono, especialmente durante los primeros meses, y de Enrique Herreros, un autor de carteles cinematográficos muy influenciado por el expresionismo alemán que se incorporó a la revista a partir del número 80.

En la última época de la publicación, Herreros fue el factótum de La Ametralladora ya que Mihura, como era habitual en él, había ido desatendiendo sus responsabilidades en la revista y delegando cada vez más en Tono, Herreros y el joven Álvaro de Laiglesia, los que en el futuro constituyeron el núcleo fundacional de La Codorniz y dieron luz con su humor a una de las épocas más oscuras de la historia de España. La edición de la revista pasó de Valladolid a Salamanca, luego a Bilbao y finalmente de nuevo a San Sebastián, donde murió un 21 de mayo de 1939, poco después de la conclusión de la Guerra Civil, dado que gran parte de los colaboradores comenzaron a regresar a Madrid. La serie de portadas, tanto de Herrero como de Tono y del mismo Mihura bajo el seudónimo de Lilo, constituyen un retablo del mejor humor gráfico de la época en toda Europa, lo que no es poco teniendo en cuenta que se realizaron en plena Guerra Civil.

Principales colaboradores: Miguel Mihura, Tono, Edgar Neville, Enrique Herreros, Álvaro de Laiglesia, José Simón Sánchez Valdivieso, Tomás Borrás.

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