Frank Alpresa

Nacido en Sevilla, Francisco Alpresa del Río llegó a Barcelona de niño. Estudió en la Academia Mogrell y se inscribió en la Escola de Belles Arts La Llotja, que abandonó pronto para convertirse en autodidacta. Frecuentó el Reial Cercle Artístic de Barcelona y el Cercle Artístic de Sant Lluc hasta que, a la edad de 19 años, se embarcó para Nueva York, quizás siguiendo a su amigo, el artista Ismael Smith. Allí se sintió atraído por el ambiente de Little Russia (el actual Brighton Beach de Nueva York), donde se concentraba mucha inmigración de habla rusa, que influenció su obra posterior.

Tras ganar un concurso para la portada de la revista The Black Parrot, comenzó a recibir encargos como ilustrador. Sintiéndose plenamente identificado con la ciudad de Nueva York, adoptó el nombre de Frank, aunque también utilizó el seudónimo de Ángel Méndez para firmar algunos grabados de carácter erótico.

Cuestiones familiares lo obligaron a regresar en 1924. Residió en Barcelona, posiblemente también en Zaragoza y, por una larga temporada, en Palma de Mallorca. Contrajo matrimonio en 1929 y tuvo dos hijas, la menor de las cuales falleció en Palma a la edad de 15 meses, lo que lo llevó a tomar la decisión de instalarse definitivamente en Barcelona en 1932.

Afiliado al PSUC (el partido comunista catalán), trabajó en esos años en distintos semanarios y revistas. Durante la Guerra Civil fue vicesecretario de la Secció de Dibuixants, Pintors i Escultors del Sindicat Únic de Professions Liberals (SPL), popularmente conocida como Dibuixants CNT, y elaboró un cartel titulado «Treballem per fortificacions» y otro de promoción del «Segell Pro Infància», que fue premiado en el concurso de 1938. Ese mismo año publicó dibujos en el semanario Trincheras y, sobre todo, en la satírica L’Esquella de la Torratxa.

Al finalizar el conflicto, siguió en contacto con antiguos miembros del PSUC y acudió a reuniones clandestinas, por lo que fue detenido a principios de 1940 y seguidamente encarcelado hasta 1943. En libertad condicional y marcado por su oposición al régimen, no le resultó nada fácil encontrar trabajo, hasta que empezó a ilustrar libros infantiles y humorísticos de la Editorial J. Janés, como los de las colecciones La hostería del buen humor y Al Monigote de papel. En los años siguientes realizó trabajos tan dispares como felicitaciones navideñas, recordatorios de comuniones, troquelados de cuentos infantiles del Patufet, entre otros, o recortables para niñas como los de la colección Recortables para ti.

En la década de 1950 se inició en la elaboración de exlibris, faceta en la que pronto obtuvo un gran éxito. Prueba de ello es que elaboró el cartel del VI Congreso de Exlibristas celebrado en Barcelona en 1958 y una carpeta de exlibris para los participantes en el evento.

Publicaciones: AEB, Amic, Boletín de la Dirección General de Archivos y Bibliotecas,  Colección fábulas y leyendas, La hostería del buen humor, L’Esquella de la Torratxa, Meridià, Moments, Revista exlibrista portuguesa, Trincheras.